La identidad del autor del disparo que asesinó a José Daniel Palavecino sigue siendo un misterio. A la Policía se le dificulta la tarea de recoger el testimonio de las personas que presenciaron el ataque. "La gente del barrio nos ve llegar y no quiere decir nada", explicó a LA GACETA una fuente de la fuerza. Ante la ausencia de detenidos, los familiares del joven de 16 años y sus vecinos de La Costanera salieron ayer a reclamar justicia.
Antes del mediodía, atravesaron sus carros sobre el puente Barros, que conecta a la capital con Alderetes, y se instalaron con pancartas sobre el pavimento para impedir el paso de cualquier vehículo, a modo de protesta. "Quiero justicia por mi hijo que me lo mataron", decía el afiche que sostenía Erica Lescano con los ojos tristes. La mujer hizo hasta lo imposible para salvar al tercero de sus siete hijos. Su caso se conoció a través de este diario, donde ella misma contaba que había decidido encadenarlo para evitar que saliera a drogarse.
"El Gobierno miente cuando dice que ayuda a los chicos de La Costanera", se quejó en medio de los manifestantes Elsa Juárez, una de las "Madres del Pañuelo Negro", que luchan para erradicar el consumo de drogas en varios barrios. "Queremos que las autoridades les den respuestas a la mamá y al papá (de la víctima) que están con este dolor", exigió.
Acusación y amenazas
Según la hipótesis de Elsa, José fue asesinado por un dealer. "No fue un ajuste de cuentas, como se dice". La mujer denunció, además, que los padres de Palavecino recibieron amenazas de parte de los vendedores de drogas.
Cuando el adolescente recibió el disparo mortal, el viernes a la noche, estaba junto a su tío Emanuel. "Se nos acabó la droga y fuimos a comprar más, cuando empezaron a disparar", relató el hombre de 31 años, tras reconocer que es adicto. "De repente viene un auto Duna blanco polarizado, bajan el vidrio, remontan una 1125 y le digo 'tirate' a mi sobrino". En ese momento comenzaron a disparar desde el vehículo y José cayó herido en la espalda. "A mí me pegaron en la pierna pero me erraron dos tiros en la cabeza, casi me matan", afirmó Emanuel, que sólo recuerda haber visto una mano y una pistola. "Nadie se hizo cargo de nosotros, nos dejaron tirados. Ni siquiera los 'transas' vinieron".
Para que el hombre pudiera asistir al piquete, trasladaron dos sillas plásticas: una para él y otra para su pierna, donde tiene la herida de bala. "Tengo cinco hijos y no les puedo dar de comer, estoy arruinado", se lamentó Emanuel, que ahora se moviliza apoyado en dos muletas.
En la protesta también se encontraba Emilse, de 15 años, que estaba de novia con José. Ella está embarazada de tres meses y vive con su suegra. Por su parte, Elsa insistió en que no bajarán los brazos. "Esta muerte va a traer muchos problemas, no nos vamos a calmar", remarcó.